Vamos con el agua blanca: Rafting en el Río Petrohué

La fuerza del río Petrohué no solo se siente, sino que se escucha a lo lejos. Retumba y corre con una potencia que nosotros, simples mortales, no tenemos manera de dimensionar.

Es por eso que la gente viaja para verlo saltar, para observarle corriendo entre las rocas a toda velocidad desde la Cordillera; pero una cosa es verle desde afuera, parado en la orilla o un mirador, con los pies firmes sobre la superficie y otra muy distinta es tenerlo corriendo bajo tu cuerpo, llevándote con él como si fueses una pequeña ramita al tiempo que intentas, con todas tus fuerzas, clavar un remo en sus entrañas y llevar una balsa con 5 personas más hacia la dirección que ustedes quieren.

Y he ahí la ilusión: Puede que sientas que tienes el control, pero es solo porque el río te lo ha permitido.

aqua andes 2 (1024x569)

Foto por: Aqua Andes

A mí el agua me llama, ha sido así siempre y esta vez me di cuenta que no era solo el mar, sino también el río el que me buscaba ¿Por qué si no entonces pasé tres meses topándome kayakistas a un lado y otro?. ¿Por qué si no caí, por puras casualidades de la vida, en una casa llena de guías de rafting que me recibieron en Ensenada, en la Región de los Lagos?.

Así que cuando el agua llama uno tiene que hacer caso y lanzarse.

De pronto pasaste de ver la majestuosidad del Petrohué desde la seguridad de la tierra firme a correr junto con él. Ya no bordeas la montaña sino que estás entremedio de ella, con el volcán Osorno asomándose a tu espalda y te percatas que ahí está la razón por la que a tus amigos les brillan los ojos cuando te describen sus bajadas diarias.

“¡Si el río te da con fuerza, tú le das de vuelta!” grita a mis espaldas nuestra guía Coco, una rubia de sonrisa grande y voz potente. Ella junto con Débora, quién nos lleva la delantera en su kayak de seguridad, es parte de Aqua Andes, una de las tantas empresas de rafting que funcionan durante la temporada en este pueblito cercano a Puerto Varas.

El rafting como muchos otros deportes de aventura y tantas cosas más en la vida pareciera ser territorio de hombres. De hecho, por mucho tiempo lo ha sido pero lo que hace a Aqua Andes distinta a esas otras tantas empresas de rafting de Ensenada es que, de a poquito, están cambiando el panorama, demostrando que este es también territorio para ellas..

Hace cuatro años Débora y Nicole, dos ex alumnas del ITUR en turismo de aventura se decidieron a unir fuerzas y crear Aqua Andes con la idea de montar un equipo de solo mujeres en el río Petrohué y aunque se han enfrentado a algunas caras de susto y preguntas curiosas, la cosa va en marcha.

Para qué lo vamos a negar, estar ahí a merced del río da nervios, pero ellas se encargan de hacernos sentir que todo va bien y cómo no lo va a ir si el recorrido empieza pegándose el manso chapuzón desde una piedra un par de metros por encima del río. Ahí sí que uno se avispa entero.

A diferencia del mar, en el río la corriente viene por todos lados. El agua blanca te tumba, te empuja, te salpica, te frena y te atropella. Hace lo que quiera contigo y en una de esas te tira de la balsa y abraza, ahí no te queda de otra que entrar a posición de seguridad – pies arriba, cabeza en alto, mirando siempre en la dirección que te lleva la corriente – dejar que te lleve de paseo y aprovechar el empujón. Es entonces que sale por ahí el remo amigo para ayudarme de vuelta a la balsa y me doy cuenta que, en este día gris de otoño, no hace falta sol si es la adrenalina lo que te sube la temperatura. 

De ahí, continúa el recorrido alternando entre remo y descanso, porque siempre hay tiempo para mirar alrededor, jugar a identificar los sonidos de los pájaros y saludar al Volcán Osorno y los cerros que te cuidan en el camino.

IMG-20170307-WA0000

Al salir nos espera la van que nos lleva de vuelta a la agencia y nadie se puede sacar la sonrisa de encima. Me llama la atención de todas formas cuando una de las asistentes le pregunta a Débora si no le da miedo ir “ahí solita” en su pequeñísimo kayak de seguridad. Jamás se me habría ocurrido preguntarle eso a la persona que está a cargo de guiarnos a todos nosotros, una tarea que Débora además agarra con tanta confianza desde el momento que sale de la orilla y avanza metros más adelante señalando las mejores rutas.

Más tarde, conversando sobre la experiencia volvemos a esa pregunta y nos metemos inevitablemente al tema del miedo, de cómo al ser mujer en el río o en cualquier otro contexto “de riesgo” sigue estando la creencia de que una tiene que ser superpoderosa para dominarlo, de cómo nosotras mismas nos acostumbramos a sentirnos débiles porque toda la vida nos han enumerado el montón de cosas a las cuales debemos temerles. Débora y Coco saben bien lo que es el miedo, lo han visto de frente varias veces, pero en el río nada de eso importa pues aunque este sea más grande y más fuerte, una vez que uno sabe a lo que se enfrenta y lo respeta, aprende también a leerle, a navegarle.

Y si el río te da con fuerza, tú se la das de vuelta.

AQUA ANDES: www.aquandes.cl

ESCRIBE UN MENSAJE

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *